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Foto del escritorMireia Martínez

El racismo y la xenofobia en la migración: explicando la discriminación

Vivimos en un mundo racista y xenófobo en el que hay refugiados de primera y refugiados de segunda. Los migrantes blancos son recibidos de brazos abiertos, mientras que los racializados son discriminados.



El pasado mes de octubre se alertaba sobre el hallazgo de un grupo de 96 refugiados desnudos y algunos heridos, en su mayoría sirios y afganos, en la frontera fluvial entre Grecia y Turquía. Habían sido obligados a cruzar el Río Evros.


El gobierno griego, que había encontrado el grupo de migrantes, culpaba directamente a los turcos, mientras que desde Turquía aseguraban que aquello era información falsa y que los únicos responsables eran los griegos.


Ambos países se culpaban mutuamente de un comportamiento inhumano, y ninguno tomaba responsabilidad de lo ocurrido. Desde las redes sociales de ACNUR se exigía una investigación profunda sobre lo ocurrido y condenaba el trato denigrante que los migrantes recibieron.


No es la primera vez que Grecia se ve involucrada en escándalos por su rechazo hacia los refugiados, y suelen ser acusados por distintas ONGs como Open Arms de ejercer violencia sobre los migrantes y llevar a cabo devoluciones ilegales a su frontera con Turquía.


Pocos medios de comunicación se hacían eco de esta noticia, pero esto no es ninguna sorpresa, pues para ellos siempre ha habido migrantes de primera y migrantes de segunda. El conflicto migratorio se ha convertido en algo político desde que la xenofobia y el racismo se ha usado como una herramienta de exclusión de quienes son distintos al mayor grupo.


Si bien la discriminación racial abierta ya no es tan común en las políticas de inmigración, el prejuicio persiste e influye fuertemente en cómo se trata a las personas cuando migran y en las oportunidades que tienen una vez que se establecen en una ciudad o país.


El ejemplo más reciente es el que estamos viviendo hoy en día con los refugiados ucranianos, que al ser blancos son recibidos en Europa de brazos abiertos, recibiendo alojamiento y oportunidades laborales al instante. Mientras que los refugiados sirios, afganos o togoleses se ven excluidos de este tipo de recibimiento en el que se vela por sus derechos como seres humanos.


Habrá quiénes digan que el color no tiene nada que ver, pero muchas personas negras que huían de Ucrania cuando estallaba la guerra vieron como se les prohibía subir a los trenes y se priorizaba a la gente blanca, sin importar de dónde fueran.



El problema surge cuando la clasificación racial se jerarquiza y se convierte en causa de discriminación, cuando los refugiados pasan a clasificarse por refugiados de primera y refugiados de segunda. En este contexto, si bien el racismo y la xenofobia son subjetivos, objetivamente afectan la vida de muchas personas a las que se les niegan derechos y oportunidades similares, especialmente cuando se ven obligadas a abandonar su país de origen.



Herramientas para luchar contra el racismo y la xenofobia


Es evidente que se nos enseña desde pequeños a sentir rechazo hacia aquello que es distinto a nosotros. Es por eso que, como sociedad, tenemos la obligación de cambiar las actitudes discriminatorias para que todo el mundo se sienta bienvenido.


Lo primero que debemos hacer es escuchar y educarnos, tenemos que entender lo que las personas racializadas viven y sufren, y tenemos que dejarnos corregir por aquellos que viven el racismo en su carne.


Una vez hemos empezado el proceso de deconstrucción, tenemos que concienciar a las personas de nuestro alrededor que siguen teniendo actitudes discriminatorias. Las personas racializadas no tienen obligación de enseñar a la gente a no ser racista, pero el resto sí tiene la obligación de corregir actitudes tóxicas de los demás.


Finalmente, denuncia las actitudes racistas y xenófobas, no te calles ante las injusticias. Ya sea algo que vives en tu lugar de trabajo, en tu instituto o universidad, o en la calle.



El cambio es posible, una sociedad concienciada e inclusiva es posible, pero todos tenemos que poner de nuestra parte para dejar la discriminación en el pasado.


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